Los años noventa invadió al mundo con un movimiento llamado el “New Age”. Ciertas maneras de pensar que buscan la igualdad entre personas diferentes se diseminan por el país. La Asociación de Ser ha aprovechado este medio y junto con unas llamadas técnicas publicitaria ha lanzado una nueva manera de vernos con símbolos. Mucha gente dice que somos iguales con el innovador lema “Somos ='s”. Lo llevamos en el dedo, la muñeca o en el corazón. La comunidad geriátrica de Puerto Rico está siendo discriminada, pero en la calle este discrimen es mucho más evidente que en cualquier otro lugar. Son lentos, ya sea guiando o caminando o tal vez ese es su paso normal, pero con calma se llega a Roma, al cielo, Monte Olimpo y hasta para el centro comercial.
Un domingo, andaba estacionada en los estacionamientos de impedidos. Veo acercarse una señora vestida de punta en blanco. Sus manos, su cuello y sus orejas estaban atestadas de perlas. Cartera de diseñador, zapatos de diseñador, en fin hasta sus suspiros eran de diseñador. El pelo estupendamente acomodadito, ni un pelo fuera de sitio, el aerosol y la secadora se encargaron de hacer su trabajo. Era rubia, pero algunas hebras en sus raíces provocaban dudas sobre su color natural. Elegante, por lo menos en porte, caminar y vestir. El color de su cuello era hasta más oscuro por el maquillaje pero si así era feliz pues que no cambie por nada ni nadie. Tendría entre unos 60 a 65 años mal tasados y la encontré muy guapa.
Lanzó un comentario al aire pero lo suficientemente alto como para que la escucháramos. En cuanto abrió la boca su elegancia desapareció. -"Que cojones tiene la gente, hace uso de los parking de impedido". Que por cierto a mi no me impide nada. Rápidamente luego de una ojeada quedé mal tasada como una jovencita de 17 y me encontró muy desconsiderada. Me pregunta: "-¿Usted es impedida?” Claro mija, mira el carnet está bien grande, la silla está ahí. ¿Necesita alguna otra prueba? Poco me faltó para ladrarle esos pensamientos, pero inhalo paz y le digo: "Si señora yo soy impedida".
Luego se pone a hablar y dice: -"Pero que cojones estos hijos de la gran puta, son unos cabrones... palabra fea, maldición, palabra soez, bip etc., su repertorio de palabras soeces me dejó sorprendida. Su modo de hablar era peor que el de (inserte aquí cliché de personaje malhablado de la cultura puertorriqueña) y bien podría ser mi abuelita. Pero no sé de su situación, quizás es peor que la mía, a lo mejor la suya es mental no sé, tal vez son los medicamentos que la tienen un poquito desorientada, el punto es que no sé qué le pasa
Le pregunto: -“Pero, ¿usted es de aquí de Caguas?" Me contesta: -"Nada que ver, yo soy de San Juan”. Como si allá no pasaran estas cosas Miss San Juan. Ella hablaba y hablaba y por mi mente sólo pasaba: Los problemas no se van hablando. Es muy fácil que las cosas estén mal y de acuerdo con la ley de Murphy es muy probable que así sean. Pero y ¿qué vamos a hacer Miss Sanjuan? ¿Desquitarse con los jóvenes que tienen algún tipo de impedimento? Bueno no sé usted pero yo estoy así pues porque vi un tipo bien lindo y de la impresión me quedé parapléjica! Yo lo escogí. Quiero vivir así, Me encanta cuando la gente llega a conclusiones sin bases de que porque soy joven me busqué un accidente, que de seguro iba borracha, empepá y en motora cosas que evidentemente no son ciertas. Usted Miss San Juan, ¿escogió lo que le pasó?
En Roma los ancianos eran respetados y eran vistos como fuentes de sabiduría, conocimiento y madurez. Miss San Juan me enseña a gritar y maldecir cuando las cosas no son de mi agrado. Divagando en mis pensamientos andaba cuando de repente como si adivinara mi sentir me comenta: "Yo de esto yo sé, si yo estudié.” Yo sé de lo que estoy hablando" Pero Miss San Juan, para las injusticias no hay que estudiar, si hay muchos nenitos nenitas que no estudian por que no tienen el dinero o sus padres están muy ensimismados en sus propios placeres como para ocuparse de las necesidades de su prole y así mismo están viendo la injusticia.
Pero solo se habla, como usted, pero ¿usted hizo algo para cambiarlo? No sé. La gente cree que viene un revolucionario y lo que quiere es agitar las cosas y no hacer nada, Miss San Juan "...es cambiar lo establecido, dar al mundo una esperanza, algún sentido, es sanar al enfermo al herido" bonitas palabra que se las lleva el viento, cuando no son fijadas en cimientos fuertes. Puede ser que usted está enferma, yo estoy herida pero no por eso me quedé hablando sobre el discrimen.
Nuevamente las palabras se las lleva el viento, di lo que haces y has lo que dices, si sólo quieres hablar pues vive y deja vivir. Se lo quería decir más sin embargo su problema tal vez sea mayor que el mío. Yo no sé por eso no le dije nada Pero hay que expresarse.
Y es que Miss San Juan no tiene problemas con la libre expresión. Ella quiere que todos pongan atención a lo que pasa allí. Que hay una jovencita en el codiciado estacionamiento azul, pero que no pasa nada pues la niña tiene carnet. Miss San Juan, usted puede caminar, usted no tiene un andador, silla d ruedas, brackets o algún otro aditamento para poder andar por el mundo. Como he visto yo a personas de su edad, de menos y mayor, y no andan quejándose. Miss San Juan se pregunta: -“¿Qué nos pasa Puerto Rico? Y la jovencita mal tasada responde que la verdadera pregunta que corresponde a nuestra situación no es que nos pasa sino: -“¿Qué hacemos Puerto Rico, por qué estamos así? ¿Qué debemos hacer para que deje de ser así?
martes, 14 de diciembre de 2010
Definición del Capitalismo
Cuentan que una vez un hombre rico y emprendedor se horrorizó cuando vio a un pescador tranquilamente recostado junto a su barca, contemplando el mar y fumando apaciblemente su pipa, después de haber vendido el pescado. – ¿Por qué no has salido a pescar? –le preguntó el hombre emprendedor. – Porque ya he pescado bastante por hoy –respondió el apacible pescador. – ¿Por qué no pescas más de lo que necesitas? –insistió el industrial. – ¿Y qué iba a hacer con ello? –preguntó a su vez el pescador. – Ganarías más dinero –fue la respuesta– y podrías poner un motor nuevo y más potente a tu barca. Y podrías ir a aguas más profundas y pescar más peces. Ganarías lo suficiente para comprarte unas redes de nylon, con las que sacarías más peces y más dinero. Pronto ganarías para tener dos barcas… Y hasta una verdadera flota. Entonces serías rico y poderoso como yo. – ¿Y que haría entonces? –preguntó de nuevo el pescador. – Podrías sentarte y disfrutar de la vida –respondió el hombre emprendedor. – ¿Y qué crees que estoy haciendo ahora?
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domingo, 12 de diciembre de 2010
Rabia Literaria
¿Quieres atención desmedida?
Pégate un tiro en la espina.
Móntate y ándate en silla.
Veras como se te quedan viendo,
los morbosos que frenan en el expreso,
para deleitarse con los muertos.
Aquí los niños y los viejos,
son expertos haciendo esto.
Ahí no se queda la cosa,
con la espina rota.
Saltar por la borda
y quedar como loca.
Terminemos este martirio,
prefiero morir de delirio.
Aquí incide el peligro,
acostumbrar lo sufrido.
Decirte que eres especial,
es otra manera
para decirte anormal.
Ansio el movimiento voluntario,
deseo liberar lo controlado.
Aborrezco mi dependencia,
quiero acabar esta mierda.
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Las mujeres de mi familia
Pensando en uno nació el otro....
Ya el nene nacería, era un hecho. No era posible que lo que atacaba mi mano desde el otro lado del vientre de mi hermana era un parásito que se nutría de sus entrañas... o ¿tal vez sí? ¿Cómo es posible? Bueno obviamente, se cómo y además de posible muy probable. Aquel ser que compartía mis genes y mi sangre era tan fértil como güima en noches fria de luna llena y por si fuera poco era Negrón. Según las fuentes fidedignas del sector Las Flores en Villalba, los Negrones llevábamos la desgracia de tener vena de alcohólicos, bellacones entre otros atributos netamemte boricuas. Las viejas del barrio se pasaban horas muertas hablando de esa familia. De como El Patriarca se tiraba a la chilla a metros cuadrados de donde su mujer preparaba el café de las tres de la tarde. Como el dinero de su sustento se moría de la risa entre los riñones del Patriarca. Mientras en la cama paría la cafetera, libras de muchachitas y muchachitos por aquella grieta que descansaba entre las piernas de mi abuela. Y así llegó a parir catorce muchachitos. Mami fue la número trece. Menudito lugar para nacer: alcoholismo, infidelidad, esquizofrenia y hasta suicidio. Pero Mami se las arregló y a pesar del espaldarazo del Patriarca llegó hasta la Universidad de Puerto Rico y se graduó. Mami se casó virgen como boricua antigua y casta y se rebeló después del divorcio. Errores pasaron: casamientos y divorcios. Ya tiene tres hermosas jóvenes y dos de ellas serán madres. Yo por el momento le doy nietos y nietas literarias. Somos mujeres salidas de la desgracia y la sumisión pero ya no es así. Ya el chico salió de su vientre y ella lo mantiene solita. Mami mantiene un negocio exitoso y su primogénita le sigue los pasos. Y yo, yo sigo pariendo textos, aun después de que mi vientre se decida a producir luz...
Ya el nene nacería, era un hecho. No era posible que lo que atacaba mi mano desde el otro lado del vientre de mi hermana era un parásito que se nutría de sus entrañas... o ¿tal vez sí? ¿Cómo es posible? Bueno obviamente, se cómo y además de posible muy probable. Aquel ser que compartía mis genes y mi sangre era tan fértil como güima en noches fria de luna llena y por si fuera poco era Negrón. Según las fuentes fidedignas del sector Las Flores en Villalba, los Negrones llevábamos la desgracia de tener vena de alcohólicos, bellacones entre otros atributos netamemte boricuas. Las viejas del barrio se pasaban horas muertas hablando de esa familia. De como El Patriarca se tiraba a la chilla a metros cuadrados de donde su mujer preparaba el café de las tres de la tarde. Como el dinero de su sustento se moría de la risa entre los riñones del Patriarca. Mientras en la cama paría la cafetera, libras de muchachitas y muchachitos por aquella grieta que descansaba entre las piernas de mi abuela. Y así llegó a parir catorce muchachitos. Mami fue la número trece. Menudito lugar para nacer: alcoholismo, infidelidad, esquizofrenia y hasta suicidio. Pero Mami se las arregló y a pesar del espaldarazo del Patriarca llegó hasta la Universidad de Puerto Rico y se graduó. Mami se casó virgen como boricua antigua y casta y se rebeló después del divorcio. Errores pasaron: casamientos y divorcios. Ya tiene tres hermosas jóvenes y dos de ellas serán madres. Yo por el momento le doy nietos y nietas literarias. Somos mujeres salidas de la desgracia y la sumisión pero ya no es así. Ya el chico salió de su vientre y ella lo mantiene solita. Mami mantiene un negocio exitoso y su primogénita le sigue los pasos. Y yo, yo sigo pariendo textos, aun después de que mi vientre se decida a producir luz...
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jueves, 14 de octubre de 2010
130 millas
Abrí mis ojos y las imágenes se agolpaban en mi mente, casi con la misma velocidad que una vez casi acaba con mi vida. Todo parecía tan confuso. El paroxismo gobernaba el lugar. Me veía vomitando, luchando con centenares de artefactos y tubos conectados a mi cuerpo. Pero una vez pude despejar mi mente de todos los recuerdos que venían a la vez sin orden aparente, pude ver con cierta claridad lo que sucedía a mi alrededor. Todo estaba oscuro, el primer pensamiento que viene a mi mente es: -“Mierda, otra vez en el hospital. Pensé que ya para este momento iba a estar bien… hubo un tiempo en que sí conocía lo que ocurría pero, ¿qué sucedió? Lo olvidé. ¿Por qué estoy aquí? Lo recuerdo poco y posiblemente mal. Estuve enferma por largos periodos de tiempo y al parecer esto envolvía muchos vómitos. Pero exactamente, ¿qué me había sucedido?”
Miro mi cuerpo y el enjambre tubular seguía conectado a mí. A mi derecha esta lo que parece ser un homenaje a mi persona. Fotos mías, de mis hermanas y mensajes de aliento. Aunque estoy casi segura que será un momento patético y cursi, esto me provoca una lágrima y casi me ahogo dentro de lo que consideré ser un momento patético y cursi, pero al fin y al cabio auténtico y real. Ahogo un sollozo, cuando comparo mi vida junto a mi familia, mis hermanas y a lo que había quedado reducida en estos momentos. Un ser sin aparente habilidad para la autosuficiencia.
Frente a mi veo la figura humana de alguien que me parece ser un poco familiar tanto sus atuendos como su manera de mirarme. Pienso en aquel ser que evoca los recuerdos de quien frente a mi tímidamente se sostiene, pero tiene espejuelos. Se que es él por su vestimenta, sabía que le gustaba vestirse de blanco pero todo su ajuar era de ese color, hasta la gorra. Una moda que andaba prejuiciada y no por ausencia de precedentes y actos. Pero este ser para nada tenia que ver con la violencia usualmente asociada para aquellos que prefieren la ropa angosta, las tenis y la indispensable gorra. Dependiendo de tu época y segmentación geográfica le podrías llamas caco ridículo o rapero maleante. Pero este ser nada tiene de ridículo en sus aires, mucho menos maldad. Su semblante refleja angustia, tristeza y una eterna preocupación. Cuando intento comunicarme mi voz ha sido raptada y nada sale. Esta en lo que parece ser una sala de espera, sentado, preocupado, observando. Se acerca y una monja aparece detrás de mi camilla y con un ademán le indica que no puede, y con severidad aun más apremiante le dio a entender que no debía estar ahí. En algún otro sitio le esperaban y era tiempo de marcharse para él. El le indica que solo quiere ver mis fotos que luego se marchara. Todo esto sucede mientras que yo sigo sin voz, aun sin entender que sucede.
Sentados frente al balcón de su casa, peleaba con mi vergüenza y la angustia. Me sentía tan estúpida, tan usada… tan pendeja. Mientras adentro ese infeliz se mofaba de mi ingenuidad, acá, él solo me consolaba. Sus palabras, tal vez algún cliché para consolar a niñas que por falta de cinismo y exceso de ingenuidad cayeron en las trampas de la mentira, surtieron sin embargo algo de efecto. Me dijo que era tan linda que no debía dejar que ni él, ni nadie me derrotaran. Me dijo que nadie tenía derecho a hacerme sentir como él lo había hecho. Con eso en mente me preguntó si estaba lista para janguiar. Por supuesto que sí. Debía además poner en práctica su consejo. Así que decidimos ir a ese club conocido por atiborrarse de estudiantes que preferían algo más que escuchar bandas en vivo y el karaoke. Era aquí donde los bailarines se lucían y exponían sus mejores movidas. Era aquí donde las niñas con un cinismo recién fundado y una aparente malicia que sembraba algo de confianza en sus cuerpos despechados, retaban al mundo fálico. Estaba en la barra ordenando una Medalla cuando vi por quien me habían cambiado. Me irrité tanto, que mi consuelo en el acto lo notó y momentos después siento que me hala hacia la pista, antes de que cometiera una locura de la cual me arrepentiría en la mañana. Me comenta con su sonrisa a flor de piel: -“A ti como que te gusta frontiar.” El coraje que sentía era mayor pues la conocía y sabía que ella ni ganas tenía de conocerle. Tonta fui por creer en sus palabras vacías. Pero irónicamente su compañero de cuarto estaba allí para ayudarme a no cometer una estupidez. Me convenció de ir a otro pub donde el imbécil aquel no estuviera presente y por unos momentos disfrutar de la noche.
Mami viene al cuarto con su eterna carita de pena colgada en el rostro. Le comento que quiero fumarme un cigarrillito. Ella y yo fumábamos antes de que me ataran a una cama. Ella con su inmensa ternura me comenta que no debemos fumar y mucho menos en el hospital. Le comento que detrás de mi hay una puerta y que fácilmente nos podíamos dar una escapadita para llenar una vez más nuestros pulmones de deliciosa nicotina. Para darme apoyo moral me repite suavemente que no debemos que ella había dejado de fumar desde que me había acomodado en los aposentos del no tan hospitalario hospital. Le lanzo una risa sarcástica pues, ¿cuánto podría llevar allí? Cuatro, cinco días ¿tal vez? Mi cara cambia de incredulidad al asombro al descubrir que son ya cuatro semanas las que llevo postrada. Los recuerdos siguen llegando como saliendo de una maraña indefinible. No recuerdo el pueblo pero ya no estamos en Mayagüez. Luego de llevar al infeliz con sus amigas a otro lugar nosotros partimos. Nos bajamos en un negocio y frente a mí hay una mesa de billar. No se, tal vez pueda ser su compañía, o vulnerabilidad, desconozco si es su apoyo o su semblante pero algo en mi consuelo me atrae. La música es buena y retumba en las bocinas y por mis venas. Las máquinas de humo lanzan con todo su apogeo humo y llenan el lugar de nubes blancas que nos remontan a aquellas fiestas de marquesinas. Aprovechábamos su refugio y la falta de luz para pegar aquellas partes que no debían estar unidas al ritmo del reggaetón. Cuando logro salir de mis recuerdos me percato que él ya había comenzado a entablar una amena conversación con el dueño del lugar. No se que palabras intercambiaron pero el dueño termina regalándole una cajetilla de Newport y nuestro chico ni siquiera fuma, pero yo si y aun cuando no es mi marca predilecta nicotina es nicotina y más aun cuando viene gratis. La coloco en mi cartera junto con otras pertenencias que son un tanto comprometedoras. Le reto una partida de billar y la verdad es que así como el pueblo donde me encuentro, el ganador tampoco lo recuerdo. Diviso otra de mis debilidades y me aventuro a cantar en la máquina de karaoke el clásico de Alejandra Guzmán: “Hacer el amor con otro”.
Es todo una confusión. ¿Estuve en un accidente? ¿Estuvimos? ¿Quién andaba conmigo? ¿Cuántos más estarán como yo? ¿Cuántos estarán mejor? ¿Habrá alguien peor? Entre tantas preguntas siento que me ahogo.
En realidad es un tapón de moco que oprime mis respiraciones y de la nada sale un enfermero a introducir lo que parece ser un catéter de succión dentro de mi cuello. Era peor sentir esa manguera succionándome el alma y aquello que probablemente tampoco lo es pero reside allí, que el tapón de moco que me impedía respirar. Por más que manoteara el enfermero seguía órdenes de succionar mis cavidades para poder respirar mejor. Intentaba gritarle que prefería ahogarme pero me contestaba que si reconocía que el procedimiento era barbárico que era horrible pero tenía que hacerlo. Luego al rato podía respirar mejor. Nunca pensé que luego me encontraría pidiéndoles el dichoso procedimiento a los enfermeros o técnicos. Me enseñaron a escupir hacia una manguera que succionaba las secreciones que se acumulaban en mi boca. Despertaba demasiado temprano y el anochecer llegaba antes que mi sueño. Despertaba preguntando por Mami y las enfermeras me respondían: -“Ella ya esta ahí, hay que esperar la hora de visita.” Las horas pasaban lentamente, el cuenta gotas que estaba conectado a mis venas parecía ir más rápido que el tiempo. Veía dramas de enfermeras, dramas de enfermero, pacientes revolcándose en la cama con el dolor. Unas enfermeras eran un asco y me decía que jodía mucho. Otras se sentaban tiernamente a escribir a mis pies mientras les lanzaba hielitos que eran infiltrados secretamente por ella pues se supone que no los debía tener en mi poder. Un drama se desencadenaba en las mañanas cuando le mendigaba agua al conserje que me intentaba alegrar la vida diciéndome cosas de su vida, o tal vez era el quien intentaba alegrarse su vida al mirar el asco de la vida de otro.
A alguien no le gusto mi canción de Alejandra Guzmán pero la verdad es que la paso tan bien que ni me importa. Mi cabello ondulado brilla ante las luces que deslumbran, creando destellos verdes en mí marco facial. La mezcla del dorado de mis rizos con el azul de los laser logra crear esta mezcla. La falda blanca asoma unas piernas de manera seductora. Mi camisa azul ajustaba las miradas de todos justo al nivel de una minúscula cintura. Dichosas las pupilas que lograban mantener una conexión visual en mis ojos por más de unos segundos. Pues el maquillaje junto a la belleza generada por generaciones de generaciones que producen una mujer más bella que la anterior habría creado solo lo mejor de lo mejor. En aquellos derroches de juventud y belleza que complementados junto al alcohol me hacen creer bajo las influencias de este juicio una inmortalidad imaginada.
Eso era lo que era. Pero ahora que lo pienso la verdad es que ya no se si queda algo de aquella en mí. Había quedado reducida. El término que vernáculamente era atribuible al proceso al cual me vi sometida es el de reducción mínima del ser humano. Una pila de mierda que representaba trabajo para las enfermeras. Estos pensamientos y comparaciones eran las responsables de ahogarme en mi propia pena.
Es momento de irnos. Tomo mi cartera y mi celular y nos dirigimos hacia el carro. Todo ser intoxicado de feromonas, hormonas, alcohol o todas las anteriores, lamentó la partida de la coqueta fémina. Sus caderas, al vaivén de un reloj imaginario se movían con el vaivén que solo las latinas conocemos. Un ritmo secreto que pocas conocen su verdadero poder. Una vez acomodados, pregunto cortésmente lo que ya conozco de antemano pero solo por aquello de ser cortés. ¿Puedo fumar en tu carro? Me contesta que si puedo, una vez acabado el cigarrillo, preparo mi pipa para fumar tener sueñito y dormir hasta mañana. Ando adormilada mis ojos quedan cerrados por breves minutos.
Así que fue un accidente. Lo recordé a la semana de haber despertado en el hospital. Había cosas aun confusas pero las ideas que por lo general concordaban eran las de choque y hospital. Recuerdo música para relajarme y hasta moví mis hombros espontáneamente ante el sonido de lo que parecía ser una bachata de Arjona. Causando una respuesta inesperada por parte del personal docente de las enfermeras. Para la sorpresa de algunas y entretenimiento de todas las enfermeras, la moribunda aun tenía fuerzas para moverse y no a causa del dolor. Esto dentro de la pesada atmósfera que siempre se respiraba en el lugar, logra aligerar la carga. En algún momento vi mi cuerpo bailar en un baño con una enfermera pero no logro identificar si es algo real o solo un sueño muy basado en la realidad. Detalles junto a los datos de la familia y lo que ocasionalmente escuchaba de los doctores, las enfermeras me contaban pude deducir que había sido un accidente. Mi familia tenía muchas conexiones y pasaban a menudo personas conocidas dentro del personal del hospital.
Me levanta una voz que me levanta y me pregunta: ¿Corremos? Sin pensarlo le contesté: -“Pues dale.” El velocímetro se acercaba al numero noventa. Millas después la aguja coqueteaba con el número cien y yo me percaté que andaba sin cinturón. Vamos volando y en una luz del carajo sale un carro virando en U pero la luz es de nosotros. Fernando da un brinco e instintivamente le da vueltas al guía hacia la derecha, dirección contraria de donde venía el carro que ahora podemos ver que es una Vitara blanca la que se abalanza hacia nosotros. Oscuridad.
Un amigo de la famila esta sentado a mi lado, y la expression de tristeza me comienzan ya a incomodar un poco. Si estoy viva, ¿por qué andan con esas caras de pena? Con un hilo de voz me dice que no puedo caminar. ¿Cómo es posible? Hace apenas unas horas atras bailaba bachata en el baño con una enfermera? Me mira como a quien se le mira cuando se pierde la razón y me repite que no puedo caminar. ¿Cómo es posible? Si cuando las enfermeras me sacan la sangre de los pies ellos brincan. Su semblante es el mismo mientras busca en su teléfono fotos de como habia quedado. Mi ojo violeta la cara desfigurada por el exceso de liquido propiciado por un fallo renal. Mis lágrimas fluyen junto a las de él.
Abro mis ojos porque una señora me levanta. Rubia, pelo lacio de la edad de mi madre y pregunta angustiada si me encuentro bien. Cuando logro por fin descifrar lo que acaba de ocurrir, reacciono, lógicamente creo yo y le pido que tome mi celular y llame a mi madre. Más lógico hubiese sido que llamara un paramédico pero en el acto no se me ocurrió. Miro a mi alrededor, huele a goma quemada y asfalto. El olor clásico de un choque. Las bolsas de aire desparramadas frente a mí. Mi brazo tiene un angulo raro, nunca le habia visto tomar esa dirección era básicamente una S. No podía salir de mi asombro, estaba obviamente partido. En lo que no se si fue lucidez o la carencia de la misma pero me la situación me divertía en cierto sentido. Viviendo la experiencia de un brazo partido, esa nunca la había vivido. Mi barriga ensangrentada estaba literalmente con las tripas por fuera. Llamo a Fernando y nadie me responde, llega el paramédico me pregunta si puedo salir del carro. Que pregunta tan tonta, más sin embargo no se me había ocurrido salir. Cuando trato de levantarme, mis piernas no responden. Le digo que no puedo salir. Me comenta que sacarían primero a mi amigo que estaba más “mailto” que yo y luego a mí. Cuando comienzan a sacarlo, mi consuelo comienza a gritar: -“Sácame de aquí, cabrón, sácame.” Miro fuera del carro y hay una aglomeración de estudiantes que conocía. Todos con la misma expresión facial que más tarde se convertiría en aparente modalidad. Con ayuda de una camilla inmobilizadora amarilla me llevan a la ambulancia. Confieso sentí miedo de caerme por el lado pero llegué a salvo a la ambulancia. Una vez dentro me aventuro a preguntarle a la paramédico si iba a morir. Con una expresión de desconcierto me contesta que no sabía. Comienzan a desnundarme, a cortarme los accesorios. Oigo las piedras de mis pulseras en el piso y jocosamente les digo que les enviaria la factura por las pulseras. Me devolvieron la broma comentando que ellos a su vez mandarían la factura por salvarme la vida. Me pareció un muy buen punto.
Una manada de doctores estan sobre mí. Me explican que tengo un tubo alojado en mi pecho, entre mis costillas y es hora de sacarlo. Debo levanter mi brazo derecho y hacen una incisión para descubrir el tubo alojado. Con una indicación de tomar la mayor bocanada de aire posible, lo halan, llevándose consigo mi habilidad para respirar. Sentí como mi caja toráxica se desplomaba sobre mí. Luego de momentos de tensión recupero el ritmo para respirar.
Llegamos a Centro Médico de Mayaguez. Me apresuro a preguntarle al doctor que me mira despectivamente sobre el paradero de mi amigo. Con un ademán de esos que le acompañan a ciertos doctores con delirios de deidad me respondió: -“Se murió, ¿quién los manda?” Luego cerró de un manotazo la cortina mientras yo me deshacía en insultos e improperios. Luis llegó y mi corazón se desplomó pues venía a pie y con mucho sacrificio. Cometió el error de preguntar por mi amigo a los padres que habían llegado ya. Antes de poder advertirle, su padre se me adelantó y con el nudo en la garganta dijo: -"Murió"
Miro mi cuerpo y el enjambre tubular seguía conectado a mí. A mi derecha esta lo que parece ser un homenaje a mi persona. Fotos mías, de mis hermanas y mensajes de aliento. Aunque estoy casi segura que será un momento patético y cursi, esto me provoca una lágrima y casi me ahogo dentro de lo que consideré ser un momento patético y cursi, pero al fin y al cabio auténtico y real. Ahogo un sollozo, cuando comparo mi vida junto a mi familia, mis hermanas y a lo que había quedado reducida en estos momentos. Un ser sin aparente habilidad para la autosuficiencia.
Frente a mi veo la figura humana de alguien que me parece ser un poco familiar tanto sus atuendos como su manera de mirarme. Pienso en aquel ser que evoca los recuerdos de quien frente a mi tímidamente se sostiene, pero tiene espejuelos. Se que es él por su vestimenta, sabía que le gustaba vestirse de blanco pero todo su ajuar era de ese color, hasta la gorra. Una moda que andaba prejuiciada y no por ausencia de precedentes y actos. Pero este ser para nada tenia que ver con la violencia usualmente asociada para aquellos que prefieren la ropa angosta, las tenis y la indispensable gorra. Dependiendo de tu época y segmentación geográfica le podrías llamas caco ridículo o rapero maleante. Pero este ser nada tiene de ridículo en sus aires, mucho menos maldad. Su semblante refleja angustia, tristeza y una eterna preocupación. Cuando intento comunicarme mi voz ha sido raptada y nada sale. Esta en lo que parece ser una sala de espera, sentado, preocupado, observando. Se acerca y una monja aparece detrás de mi camilla y con un ademán le indica que no puede, y con severidad aun más apremiante le dio a entender que no debía estar ahí. En algún otro sitio le esperaban y era tiempo de marcharse para él. El le indica que solo quiere ver mis fotos que luego se marchara. Todo esto sucede mientras que yo sigo sin voz, aun sin entender que sucede.
Sentados frente al balcón de su casa, peleaba con mi vergüenza y la angustia. Me sentía tan estúpida, tan usada… tan pendeja. Mientras adentro ese infeliz se mofaba de mi ingenuidad, acá, él solo me consolaba. Sus palabras, tal vez algún cliché para consolar a niñas que por falta de cinismo y exceso de ingenuidad cayeron en las trampas de la mentira, surtieron sin embargo algo de efecto. Me dijo que era tan linda que no debía dejar que ni él, ni nadie me derrotaran. Me dijo que nadie tenía derecho a hacerme sentir como él lo había hecho. Con eso en mente me preguntó si estaba lista para janguiar. Por supuesto que sí. Debía además poner en práctica su consejo. Así que decidimos ir a ese club conocido por atiborrarse de estudiantes que preferían algo más que escuchar bandas en vivo y el karaoke. Era aquí donde los bailarines se lucían y exponían sus mejores movidas. Era aquí donde las niñas con un cinismo recién fundado y una aparente malicia que sembraba algo de confianza en sus cuerpos despechados, retaban al mundo fálico. Estaba en la barra ordenando una Medalla cuando vi por quien me habían cambiado. Me irrité tanto, que mi consuelo en el acto lo notó y momentos después siento que me hala hacia la pista, antes de que cometiera una locura de la cual me arrepentiría en la mañana. Me comenta con su sonrisa a flor de piel: -“A ti como que te gusta frontiar.” El coraje que sentía era mayor pues la conocía y sabía que ella ni ganas tenía de conocerle. Tonta fui por creer en sus palabras vacías. Pero irónicamente su compañero de cuarto estaba allí para ayudarme a no cometer una estupidez. Me convenció de ir a otro pub donde el imbécil aquel no estuviera presente y por unos momentos disfrutar de la noche.
Mami viene al cuarto con su eterna carita de pena colgada en el rostro. Le comento que quiero fumarme un cigarrillito. Ella y yo fumábamos antes de que me ataran a una cama. Ella con su inmensa ternura me comenta que no debemos fumar y mucho menos en el hospital. Le comento que detrás de mi hay una puerta y que fácilmente nos podíamos dar una escapadita para llenar una vez más nuestros pulmones de deliciosa nicotina. Para darme apoyo moral me repite suavemente que no debemos que ella había dejado de fumar desde que me había acomodado en los aposentos del no tan hospitalario hospital. Le lanzo una risa sarcástica pues, ¿cuánto podría llevar allí? Cuatro, cinco días ¿tal vez? Mi cara cambia de incredulidad al asombro al descubrir que son ya cuatro semanas las que llevo postrada. Los recuerdos siguen llegando como saliendo de una maraña indefinible. No recuerdo el pueblo pero ya no estamos en Mayagüez. Luego de llevar al infeliz con sus amigas a otro lugar nosotros partimos. Nos bajamos en un negocio y frente a mí hay una mesa de billar. No se, tal vez pueda ser su compañía, o vulnerabilidad, desconozco si es su apoyo o su semblante pero algo en mi consuelo me atrae. La música es buena y retumba en las bocinas y por mis venas. Las máquinas de humo lanzan con todo su apogeo humo y llenan el lugar de nubes blancas que nos remontan a aquellas fiestas de marquesinas. Aprovechábamos su refugio y la falta de luz para pegar aquellas partes que no debían estar unidas al ritmo del reggaetón. Cuando logro salir de mis recuerdos me percato que él ya había comenzado a entablar una amena conversación con el dueño del lugar. No se que palabras intercambiaron pero el dueño termina regalándole una cajetilla de Newport y nuestro chico ni siquiera fuma, pero yo si y aun cuando no es mi marca predilecta nicotina es nicotina y más aun cuando viene gratis. La coloco en mi cartera junto con otras pertenencias que son un tanto comprometedoras. Le reto una partida de billar y la verdad es que así como el pueblo donde me encuentro, el ganador tampoco lo recuerdo. Diviso otra de mis debilidades y me aventuro a cantar en la máquina de karaoke el clásico de Alejandra Guzmán: “Hacer el amor con otro”.
Es todo una confusión. ¿Estuve en un accidente? ¿Estuvimos? ¿Quién andaba conmigo? ¿Cuántos más estarán como yo? ¿Cuántos estarán mejor? ¿Habrá alguien peor? Entre tantas preguntas siento que me ahogo.
En realidad es un tapón de moco que oprime mis respiraciones y de la nada sale un enfermero a introducir lo que parece ser un catéter de succión dentro de mi cuello. Era peor sentir esa manguera succionándome el alma y aquello que probablemente tampoco lo es pero reside allí, que el tapón de moco que me impedía respirar. Por más que manoteara el enfermero seguía órdenes de succionar mis cavidades para poder respirar mejor. Intentaba gritarle que prefería ahogarme pero me contestaba que si reconocía que el procedimiento era barbárico que era horrible pero tenía que hacerlo. Luego al rato podía respirar mejor. Nunca pensé que luego me encontraría pidiéndoles el dichoso procedimiento a los enfermeros o técnicos. Me enseñaron a escupir hacia una manguera que succionaba las secreciones que se acumulaban en mi boca. Despertaba demasiado temprano y el anochecer llegaba antes que mi sueño. Despertaba preguntando por Mami y las enfermeras me respondían: -“Ella ya esta ahí, hay que esperar la hora de visita.” Las horas pasaban lentamente, el cuenta gotas que estaba conectado a mis venas parecía ir más rápido que el tiempo. Veía dramas de enfermeras, dramas de enfermero, pacientes revolcándose en la cama con el dolor. Unas enfermeras eran un asco y me decía que jodía mucho. Otras se sentaban tiernamente a escribir a mis pies mientras les lanzaba hielitos que eran infiltrados secretamente por ella pues se supone que no los debía tener en mi poder. Un drama se desencadenaba en las mañanas cuando le mendigaba agua al conserje que me intentaba alegrar la vida diciéndome cosas de su vida, o tal vez era el quien intentaba alegrarse su vida al mirar el asco de la vida de otro.
A alguien no le gusto mi canción de Alejandra Guzmán pero la verdad es que la paso tan bien que ni me importa. Mi cabello ondulado brilla ante las luces que deslumbran, creando destellos verdes en mí marco facial. La mezcla del dorado de mis rizos con el azul de los laser logra crear esta mezcla. La falda blanca asoma unas piernas de manera seductora. Mi camisa azul ajustaba las miradas de todos justo al nivel de una minúscula cintura. Dichosas las pupilas que lograban mantener una conexión visual en mis ojos por más de unos segundos. Pues el maquillaje junto a la belleza generada por generaciones de generaciones que producen una mujer más bella que la anterior habría creado solo lo mejor de lo mejor. En aquellos derroches de juventud y belleza que complementados junto al alcohol me hacen creer bajo las influencias de este juicio una inmortalidad imaginada.
Eso era lo que era. Pero ahora que lo pienso la verdad es que ya no se si queda algo de aquella en mí. Había quedado reducida. El término que vernáculamente era atribuible al proceso al cual me vi sometida es el de reducción mínima del ser humano. Una pila de mierda que representaba trabajo para las enfermeras. Estos pensamientos y comparaciones eran las responsables de ahogarme en mi propia pena.
Es momento de irnos. Tomo mi cartera y mi celular y nos dirigimos hacia el carro. Todo ser intoxicado de feromonas, hormonas, alcohol o todas las anteriores, lamentó la partida de la coqueta fémina. Sus caderas, al vaivén de un reloj imaginario se movían con el vaivén que solo las latinas conocemos. Un ritmo secreto que pocas conocen su verdadero poder. Una vez acomodados, pregunto cortésmente lo que ya conozco de antemano pero solo por aquello de ser cortés. ¿Puedo fumar en tu carro? Me contesta que si puedo, una vez acabado el cigarrillo, preparo mi pipa para fumar tener sueñito y dormir hasta mañana. Ando adormilada mis ojos quedan cerrados por breves minutos.
Así que fue un accidente. Lo recordé a la semana de haber despertado en el hospital. Había cosas aun confusas pero las ideas que por lo general concordaban eran las de choque y hospital. Recuerdo música para relajarme y hasta moví mis hombros espontáneamente ante el sonido de lo que parecía ser una bachata de Arjona. Causando una respuesta inesperada por parte del personal docente de las enfermeras. Para la sorpresa de algunas y entretenimiento de todas las enfermeras, la moribunda aun tenía fuerzas para moverse y no a causa del dolor. Esto dentro de la pesada atmósfera que siempre se respiraba en el lugar, logra aligerar la carga. En algún momento vi mi cuerpo bailar en un baño con una enfermera pero no logro identificar si es algo real o solo un sueño muy basado en la realidad. Detalles junto a los datos de la familia y lo que ocasionalmente escuchaba de los doctores, las enfermeras me contaban pude deducir que había sido un accidente. Mi familia tenía muchas conexiones y pasaban a menudo personas conocidas dentro del personal del hospital.
Me levanta una voz que me levanta y me pregunta: ¿Corremos? Sin pensarlo le contesté: -“Pues dale.” El velocímetro se acercaba al numero noventa. Millas después la aguja coqueteaba con el número cien y yo me percaté que andaba sin cinturón. Vamos volando y en una luz del carajo sale un carro virando en U pero la luz es de nosotros. Fernando da un brinco e instintivamente le da vueltas al guía hacia la derecha, dirección contraria de donde venía el carro que ahora podemos ver que es una Vitara blanca la que se abalanza hacia nosotros. Oscuridad.
Un amigo de la famila esta sentado a mi lado, y la expression de tristeza me comienzan ya a incomodar un poco. Si estoy viva, ¿por qué andan con esas caras de pena? Con un hilo de voz me dice que no puedo caminar. ¿Cómo es posible? Hace apenas unas horas atras bailaba bachata en el baño con una enfermera? Me mira como a quien se le mira cuando se pierde la razón y me repite que no puedo caminar. ¿Cómo es posible? Si cuando las enfermeras me sacan la sangre de los pies ellos brincan. Su semblante es el mismo mientras busca en su teléfono fotos de como habia quedado. Mi ojo violeta la cara desfigurada por el exceso de liquido propiciado por un fallo renal. Mis lágrimas fluyen junto a las de él.
Abro mis ojos porque una señora me levanta. Rubia, pelo lacio de la edad de mi madre y pregunta angustiada si me encuentro bien. Cuando logro por fin descifrar lo que acaba de ocurrir, reacciono, lógicamente creo yo y le pido que tome mi celular y llame a mi madre. Más lógico hubiese sido que llamara un paramédico pero en el acto no se me ocurrió. Miro a mi alrededor, huele a goma quemada y asfalto. El olor clásico de un choque. Las bolsas de aire desparramadas frente a mí. Mi brazo tiene un angulo raro, nunca le habia visto tomar esa dirección era básicamente una S. No podía salir de mi asombro, estaba obviamente partido. En lo que no se si fue lucidez o la carencia de la misma pero me la situación me divertía en cierto sentido. Viviendo la experiencia de un brazo partido, esa nunca la había vivido. Mi barriga ensangrentada estaba literalmente con las tripas por fuera. Llamo a Fernando y nadie me responde, llega el paramédico me pregunta si puedo salir del carro. Que pregunta tan tonta, más sin embargo no se me había ocurrido salir. Cuando trato de levantarme, mis piernas no responden. Le digo que no puedo salir. Me comenta que sacarían primero a mi amigo que estaba más “mailto” que yo y luego a mí. Cuando comienzan a sacarlo, mi consuelo comienza a gritar: -“Sácame de aquí, cabrón, sácame.” Miro fuera del carro y hay una aglomeración de estudiantes que conocía. Todos con la misma expresión facial que más tarde se convertiría en aparente modalidad. Con ayuda de una camilla inmobilizadora amarilla me llevan a la ambulancia. Confieso sentí miedo de caerme por el lado pero llegué a salvo a la ambulancia. Una vez dentro me aventuro a preguntarle a la paramédico si iba a morir. Con una expresión de desconcierto me contesta que no sabía. Comienzan a desnundarme, a cortarme los accesorios. Oigo las piedras de mis pulseras en el piso y jocosamente les digo que les enviaria la factura por las pulseras. Me devolvieron la broma comentando que ellos a su vez mandarían la factura por salvarme la vida. Me pareció un muy buen punto.
Una manada de doctores estan sobre mí. Me explican que tengo un tubo alojado en mi pecho, entre mis costillas y es hora de sacarlo. Debo levanter mi brazo derecho y hacen una incisión para descubrir el tubo alojado. Con una indicación de tomar la mayor bocanada de aire posible, lo halan, llevándose consigo mi habilidad para respirar. Sentí como mi caja toráxica se desplomaba sobre mí. Luego de momentos de tensión recupero el ritmo para respirar.
Llegamos a Centro Médico de Mayaguez. Me apresuro a preguntarle al doctor que me mira despectivamente sobre el paradero de mi amigo. Con un ademán de esos que le acompañan a ciertos doctores con delirios de deidad me respondió: -“Se murió, ¿quién los manda?” Luego cerró de un manotazo la cortina mientras yo me deshacía en insultos e improperios. Luis llegó y mi corazón se desplomó pues venía a pie y con mucho sacrificio. Cometió el error de preguntar por mi amigo a los padres que habían llegado ya. Antes de poder advertirle, su padre se me adelantó y con el nudo en la garganta dijo: -"Murió"
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jueves, 23 de septiembre de 2010
Hay para todos...
Estábamos en Ben & Jerry's, el sitio ese donde los guaynabitos van a comer heladitos. Andaba con los compañeros Daniel y Deborah, que se deleitaban con mi humilde presencia. No tenía mucho dinero por aquello de ser de clase media-baja pero no me iba a poner con pendejaces elitistas y fuí con ellos. Los helados caros con cojones así que opté por unas galletitas. Deborah se comió una cosa ahí vegetariana. Daniel se comió unos nachos con queso. Yo me comí todas mis galletas y ella compró otras y las compartió. La última es la última y es la más rica esa sí que no la iba a compartir. No quería darle un cantito de la última y para colmo él se había antojado de un cantito de la última galleta. Yo tomé la añorada galletita le abrí las tapitas y le dí una a cada uno mientras decia:
-"Hay para todos".
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miércoles, 15 de septiembre de 2010
Merde
-"It's the product of boredom, boredom that's leisure or idleness, and that's been around for while. It kicks out the creativity or critiques as well. You stay in the middle of nowhere and time and people come and go. Time brands you and depending on each person the speed of this brand. Drunks and kids always tell the truth, where are those that stood in the middle? Circumstances that excuses the lateness of the arrival. Masks that mask the ironic truth. They come and go unnoticed, that's what you thought, but at least two people saw you, read you, heard you. In the middle of the trail you get tired and you say that you are tired but you must go on. It's only human , at some point you must rest the question rests in when to know and don't abuse. You must go on with the march even if you are branded, or stained that's what soap is made for. Although at the beginning it may seem hard, people change and those who don't, let them be too. I think this is the end and I enjoyed it. We fall and we get picked up or we pick ourselves up on our own"
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miércoles, 8 de septiembre de 2010
La psiquis del sexo
Psique es la esposa del amor y por suegra tenía a Afrodita. Tener de esposo al amor y por suegra la mismísima diosa de la belleza, la fertilidad y el amor sexual, –¿cuán fácil podría ser enfrentar un gran complejo de Edipo de este existir en Eros? Estos temores a los complejos desaparecen fácilmente ante el acto que tomó Eros al defenderla de su madre, quien celosa intenta deshacerse de Psique sin lograrlo. Eros la salva conviertiéndola en diosa.
Psique además es considerada el alma de los seres vivos. Desde el punto de vista de las ciencias naturales se considera que el órgano de la psique es el encéfalo. La psique es la fuerza vital de un individuo.
Por medio de pulsión surge ese deseo impulsivo. Es como bien ya dije un impulso psíquico característico de los sujetos de la especie humana Se activan las partes del cerebro más rudimentarias y los sonidos guturales y salvajes comienzan a desbordar. Se denominan así pulsiones a las fuerzas derivadas de las tensiones somáticas en el ser humano, y las necesidades del Ello.
–¿Qué es el Ello? El Ello es la parte primitiva, desorganizada e innata de la personalidad, cuyo único propósito es reducir la tensión creada por pulsiones primitivas relacionadas con el hambre, lo sexual, la agresión y los impulsos irracionales. Constituye, según Freud, el motor del pensamiento y el comportamiento humano. Opera de acuerdo con el principio del placer y desconoce las demandas de la realidad. Allí existen las contradicciones, lo ilógico, al igual que los sueños. Representa la necesidad básica del ser de cubrir sus necesidades fisiológicas inmediatamente y sin considerar las consecuencias. El Ello no es sinónimo de inconsciente. Representa nuestros impulsos, necesidades y deseos más elementales.
Durante, bueno no durante, pues el acto sexual es algo contínuo una vez comenzado. El mismo se desarrolla y a veces entra para desgracia de unos en una faceta de estado durmiente pero creo que difícilmente muere. Es algo que se te queda rondando la cabeza como un pensamiento que va fermentando todas las partes de tu cerebro hasta que terminas bien daña'o. Envuelve la psiquis del individuo o, –¿es el sexo una energía que desarrollada entre dos individuos que logran crear su propia psiquis y su propia realidad? Concuerdo con la primera premisa creo que la psiquis de sexo se compone de la combinación de las psiquis de los integrantes del juego, ya sea uno o cuatro. A esta combinación se le suman los estados de conciencia de cada uno junto con sus percepciones y recepción de estímulos. Esta suma de todas estas conciencias junto a las energías de cada elemento el sexo es un acto tan volátil que de la comisura de tu boca puede colgar el elemento detonante de una deliciosa pasión que al mismo tiempo podría ser el silenciador de los sonidos guturales y salvajes y de toda acción.
Los primeros encuentros sexuales con otra persona ocurre a diferentes edades. Por lo menos para mí, al principio las cosas eran tan excitante (no que hoy hayan dejado de serlo) pues no tan sólo se estaba experimentando algo rico sino también algo nuevo que era ante todo algo anticipado. Esta anticipación al deseo va en dirección proporcional al tiempo de espera. Ya fuera por referencias o pura imaginación ese encuentro era idealizado en mi cabeza.
Al momento de realizar las delicias mi mente se convierte en una cámara de video y toma la acción la película una vez terminada era puesta en escena una y otra vez. Cada momentico de ocio se convertía en algo ansiado por la procastinadora costumbre de dejar los deberes por soñar en los arrulladores susurros de la memoria fotográfica.
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jueves, 3 de junio de 2010
Ojalá (31-12-08)
Ojalá mi vecino se levante,
ojalá mi espina se repare.
Ojalá que hoy nadie muera,
ojalá hoy sea borrón y cuenta nueva.
Ojalá ella no se vaya,
ojalá él se crie aqui.
Ojalá tu sepas que El te ama,
ojalá yo siempre sea un ají.
Ojalá que mi mamá no vuelva a sufrir,
ojalá que el odio se vaya a pudrir.
Ojalá que mi gordo jamas sufra,
ojalá que se desaparezcan las putas.
Ojalá que Nana despierte,
ojalá que la verdad reviente.
Ojalá papi entienda que ya crecimos,
ojalá no extrañemos lo que perdimos...
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Mierda
-"El producto del ensorre, ensorre... ocio que es un zorro viejo... a patadas saca la creatividad o la crítica. Te quedas en la nada y el tiempo y las personas pasan. El tiempo te marca lentamente, dependiendo de la persona, la rapidez de la marca. Borrachos y niños dicen la verdad, ¿dónde estan los que dicen que se quedaron a mitad? Circunstancias que excusan la tardanza de la llegada. Máscaras y es irónico, para esconder la cara porque realmente es menos cara. Pasan desapercibidos, eso creíste, pero al menos una, tal vez dos personas te vieron, te leyeron, te escucharon. A mitad de camino te cansas y dicen que debes continuar pero te cansas. Es humano, en algún momento debemos descansar, la cuestión es saber que no debes abusar. Debes continuar con la marcha aunque estemos manchados, no te preocupes existe el detergente. Aunque al principio parezca duro, las personas cambian y los que no, pues. Creo que es el final y lo disfruté. Caemos y nos levantan o nos levantamos".
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What a Wise And Old Man
There was once a big Roman, orator who was also a politician, who said:
-"The wise are instructed by reason; ordinary minds by experience; the stupid by necessity; and brutes by instinct".
His name was Cicero. He was a great thinker in times before time (only he was way ahead of those cute little dinosaurs who were already great stars of the big screens of Hollywood).
I'm impressed by almost every thinker that ever existed in history. Even Hitler, whom I may not agree with every ideology he had but it's true that this was a great man in history by the scar he created with his movement, he actually left a legacy with the Volkswagen car, and the witty idea of separating his men in companies where they had the same blood in case they needed a blood transfusion. Even though he was using a bad justification to his actions, and even when he had a disturbed childhood, he was able to create kingdom based on fear.
He was a great man, just not by his ideologies but still left a legacy to remember him. Cicero, Hitler whoever left the legacy it is amazing how you can cause such a commotion with quotes. You have got to be really smart, or really charismatic, to say something and then thousands of years later your words would be marked and quoted by other scholar guys or by thousands of ignorant people with access to the Internet.
Why would he wander through this topic? He said that the wise were instructed by reason, meaning possibly that, we, the humanity, are the only ones that have the gift of reasoning, we have free will, we can act however we please. Sometimes this is not an unbreakable rule, sometimes humans instead of using their great gift of reasoning, they use previous experiences to be guided and sometimes this are called ordinary minds, and usually they end up making the sames mistakes that others did, living example: Hitler did the same thing Napoleon did (invade Russia and staying to long, then ending up with less than the half of his squad because of the cold winter) and then again neither him could not defeat or conquer the land.
When Cicero says that stupid minds act on behalf of their necessity, could he be saying that those who act entirely by necessity are stupid? Meaning that those poor people who by necessity are forced to work in a sweatshop for less than minimum wage, are stupid because they act that way? Perhaps he tried to implied that we are owners of our destiny and that's why, we can choose our luck.
Brutes, whom does Cicero refers to? Brutes as in a manner of speak or literally of the barbarian who lacked of culture and invaded places and they acquired their culture, is this what he means? Maybe he was referring to the cavemen who acted without reasoning for a while.
It is amazing how a quote can be interpreted by so many ways. Of course not they couldn't be compared with my examples because they were a little bit ahead of Cicero, but they can be adjusted to every epoch. This is what's amazing about him, he said it thousands of years before us but still it makes sense now. Is not obsolete, but what most amaze me is the way that it may still be valid, but laws that were imposed in the Middle Ages were abolished long time ago, but thinkers like Cicero who were born in the crib of civilization and democracy, they still make sense now!
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La ebanista con su figurita de madera
Una noche despertó con un sueño hermoso. La ebanista se levantó inmediatamente al cuarto de trabajo cuando sintió que su marido la halaba por una mano entre sueños y gruñidos, como siempre le exigía"amor", pseudónimo para liberar tensiones del día en un chorro. Logró zafarse de la garra adormilada y se metió en su cuarto de trabajo.
Buscó un trozo de papel y empezó a trazar lo que había visto en sueños, una mujercita hermosa y delicada. Su carita de ángel tenía unos ojos grandes, color marrón, tan oscuro que parecía negro, rodeados de unas hermosas pestañas de curvas suaves. Su boquita llena, enmarcaba una sonrisa tan efusiva que podia enseñarle al que no sabía sentir, lo que era la felicidad. Su melena suave color almendra caía sobre sus hombros y su cuerpo delgado poseía un pequeño trasunto de sirena. Luego de los toques finales pudo entonces ir a dormir.
Durmió apenas dos horas, pero dos horas felices ya que logró plasmar lo que soñó antes de olvidarlo. Se levantó pensando en ella mientras le preparaba el desayuno a su marido. Luego de que éste se fuera, dio pasos apresurados que casi se convertían en galopes debido a la ansiedad que le producía el saber que sus trazos estaban desatendidos y cualquier cosa les podía pasar. Cuando abrió la puerta, la ansiedad se convirtio en calma, cuando vio que sus trazos descansaban plácidamente sobre la mesa. Se acercó y comenzó a trabajar, a borrar aquí, añadir detalles acá, hasta que se dio cuenta de la hora, que debía preparar el almuerzo.
Fue a la cocina y comenzó a preparar una suculenta comida. No era una obligación preparar la comida pero tampoco estaba en las de estar escuchando la eterna letanía de que era él quien traia el "pan" a la mesa. Siempre que decía eso ella se quedaba en silencio pero en sus pensamientos siempre decia: ¿Será moron? Si lo que trae aquí es el cheque. Yo compro las cosas, yo las cocino, si un dia el decide no traer el "pan" yo sé trabajar, pero él, ¿sabrá cocinar? Pues se jodió, que se coma el cheque, digo el "pan". Aun así ella también quería comer y cocinó, no le costaba mucho hacer dos raciones. Cuando él llegó, se sentó con ella, comieron y él se fue, sin palabras, sin holas ni adioses, como siempre.
Una vez las interrupciones se habian ido regresó al cuarto y se dedicó a arreglar los trazos. Se repitió lo mismo del almuerzo, en la cena, una vez acabada la cena, ella decidió tomar un baño, fue al cuarto a ver una vez más sus trazos, les deseó buenas noches y se fue a dormir. Este comportamiento se convirtió en rutina durante 27 meses, hasta que por fin quedó satisfecha con sus trazos.
Fue al patio para buscar la madera digna de sus trazos. Entre todos sus árboles debía haber alguno. Siempre que hacía un trazo sabía de qué árbol utilizar la madera y tenía muchos pedazos en su cuarto pero aun así ninguno la convencía. Los árboles, que ya estaban al tanto de la situación, ya que era ella quien los atendia, la que les daba agua y la que les hablaba. Sabían ya que era el momento de mostrar su mejor madera. Estaban nerviosos y ansiosos de ser escogido, por que sabían que ésta no era una figura cualquiera, esta era una de las más importantes, su obra maestra. La ebanista buscó entre todos los arboles y su decisión se limitó entonces a dos: la caoba y el cedro, pero inmediatamente supo que la caoba era la indicada. Los demás árboles estaban tristes por no ser escogido pero tampoco protestaron ya que de todos siempre escogía, pero esta vez el mayor honor le tocó a la caoba. Aguantó orgullosamente los golpes del machete, mientras el cedro la miraba con envidia.
Comenzó a darle forma y a esculpirla. La trabajó con tanto cariño, le hablaba todos los dias, le celebraba cada vez que cumplía años y le cantaba. Toda esa energía bonita que tenía por dentro la depositó en su creación. Durante doce años estuvo dedicándole todo su amor. En relación a su marido, la comida empezó a ser desabrida o muy salada, por las noches no estaba para soportar sus embestidas de "amor", se cansó de ella y la abandonó. Con la sociedad se excusó de este modo: "Se ha vuelto loca, no sale de ese cuarto y no sé ni lo que hace". Para sus amigos en la barra: "No me sirve para nada, perdió el toque para la cocina y para el "amor", entonces ¿para qué carajo me sirve?
A ella no le importó, durante los años siguientes le dedicó la mayor parte y algunas veces todo su tiempo. Luego de que su marido se había ido, ella logró seguir viviendo de su trabajo, vendiendo diversos artículos en madera. Sus clientes iban a su casa, ya que su fama la convirtió en la mejor ebanista del sitio.
Trabajando para vivir y para su figurita estuvo ella estuvo seis años. Cuando decidió que su obra maestra estaba del todo terminada, la quiso poner en exhibicion. Todos los clientes que iban a comprar, la querían, pero: -"Esa figurita en particular, no es para la venta, les decía la ebanista. Muchos le comentaban que debido al detalle, esa figurita le dejaría un buen dinero, un dinero que le daría para nunca tener que trabajar. Pero ella prefería ver su figurita todos los días, venderla a cualquier precio, seria tan bajo como regalarla.
Llevaba en exhibición cuatro meses y había un cliente en particular, el más insistente de todos. Siempre llegaba con una lonchera donde guardaba su dinero. Iba a cierta hora del día, se quedaba embelesado mirando la figurita pero siempre le compraba alguna otra cosa a la ebanista. La ebanista en un principio le cayó muy bien, era bien parecido, parecía una buena persona. Al cabo de tres meses, ya él habia creado una amistad con ella. Una amistad que la ebanista consdideraba genuina. Iba todos los días a hablar con ella, a veces ella sabía que él venia y hasta comida le preparaba. Ya tenían confianza y ella siempre se burlaba por su loncherita, le preguntaba que por que no se compraba una cartera de hombre como todos los demás, él nunca lo tomó a mal y se burlaba a su vez de su manía de hablarle a los árboles pero nunca le contestó sus razones para preferir una lonchera. Ella pensaba que era una manía de familia, despues de todo uno siempre tiene sus manías.
Había pasado un mes y el cliente de la lonchera no aparecía. La ebanista le estuvo un poco raro pero no le dio gran importancia. Aun así llevaban una bonita amistad, hacia tiempo que no tenía un amigo varón que no fuere por intenciones del "amor" que lo conocía. Pero aun así, su negocio era próspero, veía su figurita todos los dias y eso la hacia feliz. Una noche se metió a bañar y le dio las buenas noches a su amada figurita como lo había hecho desde la primera vez que lo hizo cuando era apenas unos trazos y se acostó a dormir. Al otro dia, en donde se suponía debía estar la figurita habia una lonchera con mucho dinero, supo entonces sin tener que indagar, lo que habia sucedido…
Buscó un trozo de papel y empezó a trazar lo que había visto en sueños, una mujercita hermosa y delicada. Su carita de ángel tenía unos ojos grandes, color marrón, tan oscuro que parecía negro, rodeados de unas hermosas pestañas de curvas suaves. Su boquita llena, enmarcaba una sonrisa tan efusiva que podia enseñarle al que no sabía sentir, lo que era la felicidad. Su melena suave color almendra caía sobre sus hombros y su cuerpo delgado poseía un pequeño trasunto de sirena. Luego de los toques finales pudo entonces ir a dormir.
Durmió apenas dos horas, pero dos horas felices ya que logró plasmar lo que soñó antes de olvidarlo. Se levantó pensando en ella mientras le preparaba el desayuno a su marido. Luego de que éste se fuera, dio pasos apresurados que casi se convertían en galopes debido a la ansiedad que le producía el saber que sus trazos estaban desatendidos y cualquier cosa les podía pasar. Cuando abrió la puerta, la ansiedad se convirtio en calma, cuando vio que sus trazos descansaban plácidamente sobre la mesa. Se acercó y comenzó a trabajar, a borrar aquí, añadir detalles acá, hasta que se dio cuenta de la hora, que debía preparar el almuerzo.
Fue a la cocina y comenzó a preparar una suculenta comida. No era una obligación preparar la comida pero tampoco estaba en las de estar escuchando la eterna letanía de que era él quien traia el "pan" a la mesa. Siempre que decía eso ella se quedaba en silencio pero en sus pensamientos siempre decia: ¿Será moron? Si lo que trae aquí es el cheque. Yo compro las cosas, yo las cocino, si un dia el decide no traer el "pan" yo sé trabajar, pero él, ¿sabrá cocinar? Pues se jodió, que se coma el cheque, digo el "pan". Aun así ella también quería comer y cocinó, no le costaba mucho hacer dos raciones. Cuando él llegó, se sentó con ella, comieron y él se fue, sin palabras, sin holas ni adioses, como siempre.
Una vez las interrupciones se habian ido regresó al cuarto y se dedicó a arreglar los trazos. Se repitió lo mismo del almuerzo, en la cena, una vez acabada la cena, ella decidió tomar un baño, fue al cuarto a ver una vez más sus trazos, les deseó buenas noches y se fue a dormir. Este comportamiento se convirtió en rutina durante 27 meses, hasta que por fin quedó satisfecha con sus trazos.
Fue al patio para buscar la madera digna de sus trazos. Entre todos sus árboles debía haber alguno. Siempre que hacía un trazo sabía de qué árbol utilizar la madera y tenía muchos pedazos en su cuarto pero aun así ninguno la convencía. Los árboles, que ya estaban al tanto de la situación, ya que era ella quien los atendia, la que les daba agua y la que les hablaba. Sabían ya que era el momento de mostrar su mejor madera. Estaban nerviosos y ansiosos de ser escogido, por que sabían que ésta no era una figura cualquiera, esta era una de las más importantes, su obra maestra. La ebanista buscó entre todos los arboles y su decisión se limitó entonces a dos: la caoba y el cedro, pero inmediatamente supo que la caoba era la indicada. Los demás árboles estaban tristes por no ser escogido pero tampoco protestaron ya que de todos siempre escogía, pero esta vez el mayor honor le tocó a la caoba. Aguantó orgullosamente los golpes del machete, mientras el cedro la miraba con envidia.
Comenzó a darle forma y a esculpirla. La trabajó con tanto cariño, le hablaba todos los dias, le celebraba cada vez que cumplía años y le cantaba. Toda esa energía bonita que tenía por dentro la depositó en su creación. Durante doce años estuvo dedicándole todo su amor. En relación a su marido, la comida empezó a ser desabrida o muy salada, por las noches no estaba para soportar sus embestidas de "amor", se cansó de ella y la abandonó. Con la sociedad se excusó de este modo: "Se ha vuelto loca, no sale de ese cuarto y no sé ni lo que hace". Para sus amigos en la barra: "No me sirve para nada, perdió el toque para la cocina y para el "amor", entonces ¿para qué carajo me sirve?
A ella no le importó, durante los años siguientes le dedicó la mayor parte y algunas veces todo su tiempo. Luego de que su marido se había ido, ella logró seguir viviendo de su trabajo, vendiendo diversos artículos en madera. Sus clientes iban a su casa, ya que su fama la convirtió en la mejor ebanista del sitio.
Trabajando para vivir y para su figurita estuvo ella estuvo seis años. Cuando decidió que su obra maestra estaba del todo terminada, la quiso poner en exhibicion. Todos los clientes que iban a comprar, la querían, pero: -"Esa figurita en particular, no es para la venta, les decía la ebanista. Muchos le comentaban que debido al detalle, esa figurita le dejaría un buen dinero, un dinero que le daría para nunca tener que trabajar. Pero ella prefería ver su figurita todos los días, venderla a cualquier precio, seria tan bajo como regalarla.
Llevaba en exhibición cuatro meses y había un cliente en particular, el más insistente de todos. Siempre llegaba con una lonchera donde guardaba su dinero. Iba a cierta hora del día, se quedaba embelesado mirando la figurita pero siempre le compraba alguna otra cosa a la ebanista. La ebanista en un principio le cayó muy bien, era bien parecido, parecía una buena persona. Al cabo de tres meses, ya él habia creado una amistad con ella. Una amistad que la ebanista consdideraba genuina. Iba todos los días a hablar con ella, a veces ella sabía que él venia y hasta comida le preparaba. Ya tenían confianza y ella siempre se burlaba por su loncherita, le preguntaba que por que no se compraba una cartera de hombre como todos los demás, él nunca lo tomó a mal y se burlaba a su vez de su manía de hablarle a los árboles pero nunca le contestó sus razones para preferir una lonchera. Ella pensaba que era una manía de familia, despues de todo uno siempre tiene sus manías.
Había pasado un mes y el cliente de la lonchera no aparecía. La ebanista le estuvo un poco raro pero no le dio gran importancia. Aun así llevaban una bonita amistad, hacia tiempo que no tenía un amigo varón que no fuere por intenciones del "amor" que lo conocía. Pero aun así, su negocio era próspero, veía su figurita todos los dias y eso la hacia feliz. Una noche se metió a bañar y le dio las buenas noches a su amada figurita como lo había hecho desde la primera vez que lo hizo cuando era apenas unos trazos y se acostó a dormir. Al otro dia, en donde se suponía debía estar la figurita habia una lonchera con mucho dinero, supo entonces sin tener que indagar, lo que habia sucedido…
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Ánimo para ti y para mi
Si la vida te ha sentado en una silla, regálale una sonrisa a la vida, si te dicen que esto va para largo no les hagas caso, ya otros se han parado y seguirán poniéndose en pie muchos más.... ¡Qué se vayan al carajo lo que digan los doctores yo hablo de lo que me dicen los pacientes! Soy más fuerte que esta mierda, tal vez mi sanación sea lenta, pero viene de adentro hacia fuera Ánimo a quien se está hastiando de pararse para luego caer en el mismo charco de enfermedad. Ánimo a ti que sientes que andas en una trotadora y has corrido más de mil millas y sigues en el mismo punto de partida. Ánimo a aquel que lo perdió todo pues ya no tienes nada que perder. Ánimo a ti que me estás leyendo y sientes dolor pues lo que no te mata te hace más fuerte. Áimo a todos aquellos que sintieron que al amor no fue hecho para ellos. Las cosas aparecen en cuanto dejas de buscarlas. Luz para todo aquel que viva en la oscuridad. Honestidad para aquellos sumidos en la mentira. Justicia para aquellos que la necesitan pero mas que todo que la merecen.... Pero sobre todo paz y no paz de la del premio Nobel sino de la verdadera y es aquí donde entra el dilema pues la definición de paz se ha desbancado totalmente. Paz no es sinónimo de tranquilidad, paz es mantener la calma aún en tiempos de tempestad. Yo nunca diré soy la mejor en esto o en lo otro, nunca diré: -"Yo tengo la razón y tú no" pues ya la vida me enseñó a reconocer que en esta vida nada sé.....
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