martes, 17 de septiembre de 2013

Querido Dios:

                                                                                                 17 de septiembre 2013
       
Querido Dios:

          Mediante la presente quisiera presentar mi descontento hacia Su obra. Ya no Le rezo porque en lo que parecería ser un acercamiento posmodernista, cuando Le rezo, siento que estoy hablando conmigo. Y no, no soy tan arrogante como para pensarme Todapoderosa y Omnipotente, más bien soy todo lo contrario. Le escribo para quejarme ya que Su obra llamada “humanidad” no es lo que yo esperaba. Aun cuando no supiera qué esperar en realidad.

          Cuando me encontraba con un ateo me daba lástima que no creyera en Usted e intentaba convencerlos de Su existencia. Luego aprendí que cada cual tiene derecho a creer en lo que quiera y hay que respetarlo. Incluso cuando no se crea en nada. Yo no niego Su existencia pero en los últimos diez años, me he cuestionado Su supuesta perfección.

          Si Usted es tan perfecto, ¿Por qué somete a tanto dolor a familias cuya fe es inquebrantable? ¿Por qué Le da cáncer a niños que no han tenido tiempo ni para pecar? No obstante, Raymond el que le dio a la mujer, está robusto y saludable. Sin embargo Willy, el pillo de la urbanización, sigue en pie, vivito y coleando. No es que le desee la muerte a quienes la merecen, sino el perdonarles la vida a quienes si se lo han ganado.

          Me molesta Su sexismo, Su machismo.Ya lo dijo Freud que las mujeres le envidiábamos el pene a los hombres. Ya le corrigió Horney al decir que no era al pene lo que se envidiaba sino a la posición que se le concede al hombre por poseer un miembro. Por ejemplo, es socialmente aceptable que un hombre se siente con las piernas abiertas porque sino "se le sancochan los guevitos" pero las mujeres deben sentarse con las piernas juntas porque "andar espatarrá se ve mal". Entonces Usted permite que los hombres sean padres con un orgasmo pero las mujeres deben pasar nueve meses de dolor y malestar para ser madres.

          ¿Cuándo se va a acabar esta situación que algunos llaman sociedad? Unos le llaman libre albedrío, otros le dirán destino, yo no sé cómo llamarle. Si Usted sabe de algún otro planeta donde la vida sea posible pero desligada de los problemas anteriores, déjeme saber. Antes de treparme a la azotea de una escuela y comenzar a disparar a diestra y siniestra sobre vidas inocentes, me dirijo ante Usted y pregunto: “¿Se enorgullece de la humanidad? Yo no estoy orgullosa de ella. Tampoco pretendo culparlo solo a Usted, yo pude haber dicho: “No voy a correr”, pero lo hice y aquí estoy lamentando mi error. ¿Usted también lamenta ese error llamado humanidad?

                                                                                        No espero Su respuesta

                                                                                                 Un ser humano encolerizado











domingo, 28 de julio de 2013

Hospitales y cárceles






¿Qué tienen en común? En ambos sitios tu autonomía es referida a un tercero. Te cambian la ropa de civil en algunos casos, en otros lo que te sea más cómodo y si el caso es intensivo pues desnuda.


Pierdes tu humanidad, te conviertes en el televisor de la sala de espera. Es decir, todos te miran pero de manera pragmática. Sin interacciones humanas, sin intercambios orgánicos y emocionales.


Pierdes tu identidad ya no eres ese nombre que se te impuso al salir de tu madre. Ya después de acostumbrarte a la idea de que ese sería tu nombre. Ya luego un poco más tarde encajarías una conceptualización sobre la persona que guiarías desde el '87. La misma identidad que sería puesta en tela de juicio ya que tu identidad sería entonces remitida a un número en un récord.


Le preguntas al compañero de celda: "Y tú, ¿por qué estás aquí?" Esperando escuchar algo que te consuele sobre tu situación. Lo que es triste es que tu caso usualmente termina reflejando algo de perspectiva al caso de los demás...


Se estructuraliza todo. La hora de despertar, la hora de desayunar... La hora de cagar. Ya no perteneces a la corriente principal de ciudadanos afortunados de haber nacido en esta parte de la esfera global.